11/3/2008

 
La política británica del apaciguamiento revive en la Latinoamérica del siglo XXI. Si algo vale la pena destacar de la cumbre del Grupo de Rió efectuada en República Dominicana, es su similitud de fondo con la conferencia de Munich de 1938, claro sin la altura política y diplomática de aquel entonces, donde representantes de diversas naciones se dieron cita para esconder bajo la alfombra sus inmundicias.


 

 











La justificada intervención de las fuerzas armadas de Colombia en suelo ecuatoriano es una verdad indiscutible, pero el haber pretendido disfrazarla en el momento de los acontecimientos fue una gran estupidez que trajo como consecuencia inmediata el tener que sacar a la luz pública una serie de ocultas verdades negadas y conocidas, pero ahora certificadas gracias al famoso computador de Raúl Reyes. En realidad, pruebas del historial de la colaboración entre Chávez y las agrupaciones genocidas y terroristas que vienen desangrando por más de un medio siglo a Colombia sobran y saltan a la vista, ellas han sido exhibidas por el mismo Chávez, y a confesión de parte relevo de prueba.

Punto aparte merece la animadversión decidida entre Chávez y Uribe, que es real y no simple retórica, una de las múltiples diferencias existentes entre ambos mandatarios destaca el tema FARC, para el colombiano la causa de su vida es poner fin a ese cáncer y él tiene el razonado convencimiento que sólo lo logrará por vía de la fuerza, igual de fundamental es para Chávez el reivindicar los compromisos y proyectos forjados en el Foro de Sao Paulo, por lo tanto buscará batirse en cualquier escenario a fin de brindarle aire y legitimidad a sus hermanos y cómplices ideológicos. Ya la coordinada acción revolucionaria ha puesto en la jefatura de estado de nuestros países a distintos afiliados a esa organización política multinacional, como también ha estimulado la creación de fuertes lazos entre otros gobiernos de izquierda fuera de nuestro continente.

Pero hoy el injustificado y real estado prebélico vivido en las últimas semanas en la sub-region, no es tema de tomar a la ligera y mucho menos se debe pensar que las heridas provocadas se vieron sanadas por mágicos abrazos que dejaron entrever miradas de odio y retaliación. El comportamiento inmaduro de los contrincantes del gobierno Uribe no cesará, solamente se reestructurará y continuará estimulando un proceso de ingobernabilidad interna en Colombia, buscando ampliar el escenario revolucionario por cualquiera de las vías posibles, y al quedar nuevamente expuestas las conexiones, cuál seria la respuesta de esa nación?. Lamentablemente llegamos a un punto donde sonaron los tambores de guerra y no como amenaza y sí con movilización de tropas, las armas no son para jugar y el delicado equilibrio de la violencia en el que ha vivido Colombia todos estos años ya ha permeado a naciones vecinas.

A mi modo de ver, la ambición y el fanatismo ideológico de Chávez apenas muestran las costuras, esperamos que esta política de apaciguamiento no traiga las trágicas consecuencias resultantes de la misma aplicada en 1938. Que el espíritu de Chamberlain sea en esta oportunidad el correcto y así no tener que enfrentar un mañana de sangre, sudor y lagrimas, dado que por ningún lado se ve el Winston Churchill de nuestros tiempos.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario