6/5/2008

Venezuela llegó en diciembre pasado a una consulta electoral que fue calificada por la iglesia y por muchos otros como inmoral.


 

 










A pesar de las múltiples advertencias en este sentido sólo unos cuantos venezolanos armados del sentido común se mantuvieron de pie, firmes en su decisión y no se sumaron al coro que hizo posible que la consulta se lograse aplicar. El llamado de esos hombres y mujeres, no era a la abstención como se pretendió hacer ver, el llamado era para evitar que a toda costa se le impusiese a un pueblo el inaceptable cuestionamiento sobre si desea ser libre o ser esclavo.  El llamado en definitiva buscaba poner fin a la humillación constante a la que la revolución tiene sometida a Venezuela.
Hoy, a casi seis meses de la consulta, ya la Reforma es una Retorcida Realidad, salvando el aspecto de la reelección perpetua, ya son ley los artículos mas infames en donde se mancilla y se degrada a la Fuerza Armada y donde se adoctrina y se cercena intelectualmente a nuestros hijos. Decía  John Maisto el primer embajador de Estados Unidos al inicio de este régimen que "El juicio sobre Chávez debe hacerse tomando en cuenta lo que hace y no lo que dice", lamentablemente el hoy embajador ante la OEA se quedó corto, la verdad es que Chávez dice salvajadas y comete atrocidades, todas bien enmarcadas en un proceso de alineación contraria a los valores y principios occidentales y que va dejando como valor agregado a la gran mayoría del pueblo venezolanos sumido en la miseria económica y moral.
Dentro de este lapso, el gobierno ya acometió con la venia de un país desarticulado, gran parte de lo que le fue negado electoralmente. Gracias al proceso de destrucción institucional de la nación el régimen no tiene barreras solidas, por lo tanto no se detiene, sólo se sale del camino y toma una trocha con el mismo destino y continúa avanzando a paso de vencedores en su meta de igualar empobreciendo, de esclavizar adoctrinando.
Lo cierto del caso es que el país sigue sin despertar ante la verdad, es realmente de inocentes infantes pensar que un régimen tan salvaje como este, que no se somete a ninguna norma formal de la democracia, respetaría de manera alguna la voluntad popular expresada en las urnas.
Venezuela ha sido empujada por una oposición complaciente a la trampa del laberinto de Creta, donde en su interior el tiempo transcurre en una constante amenaza y no hay salida. Es necesario enfrentar la verdad antes de seguir adentrándonos en el laberinto.
En nuestra sociedad civil y militar, permanece un núcleo con profundo amor patrio que no se ha rendido a las mieles de la depravada doctrina que nos gobierna, y resiste, buscando encontrar entre sus compatriotas ese mismo sentir y así gracias a el hilo de Ariadna que no es mas que la aplicación de los artículos 333 y 350 de la Constitución, retornar a la libertad, la vuelta de la esperanza y del orgullo de ser Venezolano.

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