Y después del baño de sangre qué? PARTE III



Enviado por email 1 de septiembre de 2005

El huracán revolucionario en su estela de destrucción ha dejado huellas indelebles en todos los pueblos por donde pasa. Revisando lo sucedido en algunas naciones iberoamericanas encontramos parte de las causas que trajeron de resultado el título de esta pequeña serie de artículos.

La España de la república en los años treinta dio a luz una constitución absurda y violatoria del derecho natural, siendo esto pieza fundamental del deterioro social-militar que trajo consigo una cruenta guerra fraticida y la imposición de un gobierno de fuerza que a sangre y fuego mantuvo la unidad de esa nación y la composición de la monarquía constitucional que hoy la rige.

La guerra civil dominó Centroamérica por más de veinte años siguiendo las instrucciones emanadas desde el Soviet Supremo, que buscaba así fracturar el continente y dar paso a una nueva serie de repúblicas satélites del imperio comunista. Para esta lucha el ateismo revolucionario se cubre bajo el manto de la teología de la liberación manipulando así la fe de esos pueblos.

De la mano del cura Camilo Torres entre otros llega la teología de la liberación a Colombia, como una de las armas de la revolución en su ataque a esa tierra, esto trajo como consecuencia la inmediata activación de la lucha armada, fenómeno guerrillero que deprime la economía y desangra a la nación hermana desde hace mas de cuarenta años en una guerra civil declarada pero no decretada.

La destrucción de una de las economías agro-industriales y pesquera más sólidas de América Latina fue uno de los más importantes legados dejados por el gobierno revolucionario de Velasco Alvarado, esto ha causado que la economía peruana aun hoy a casi treinta años de su caída no logre levantar cabeza y satisfacer las necesidades del pueblo.

El fracaso económico, la deformación cultural, la barbarie en la calle y el hipotecamiento del país a la revolución, fueron parte de las alarmas que sonaron con fuerza en el Chile de Salvador Allende, esas vergonzosas acciones dirigidas por el opresor cubano y el total bloqueo de las salidas institucionales, llevo a la sociedad chilena a pedirle a su fuerza armada que pusiese freno a la locura hecha gobierno, trayendo consigo una férrea dictadura militar que nadie puede negar sembró las bases del Chile de hoy.

Rumbo a los cincuenta años de revolución se encuentra Cuba. Esta isla ha vivido la desintegración familiar y la perversión de la moral, que unidos con el hambre y la miseria, llevan a la destrucción física del país y al atraso a que ha estado sometido ese pueblo; Cuba viene pagando con sangre las aberrantes aventuras militares de su dueño y señor, pero todo eso se queda pequeño ante la deformación ideológica-educativa que sufre cada hijo de esa isla-prisión.

Esta es sólo una mirada superficial al rastro que deja la revolución, siempre de miseria, hambre y corrupción, de destrucción y siembra de odio, de adoctrinamiento y adormecimiento, de muerte y desolación.

Sólo recuperado el orgullo de ser venezolano y aprendiendo bien las recetas de la historia, será posible una Venezuela que, como heredera de un noble pasado, traiga un glorioso futuro para todos los venezolanos de tierra y corazón.

1 de Septiembre del 2005

Noel Alejandro Leal

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