El cancerígeno triunfalismo electorero

14/7/12

El país se sume en el triunfalismo electorero o en la esperanza en el cáncer magnicida, pero ni por el carajo asume el fraude electoral, fraude que ya es un hecho consumado al que solo falta la nueva puesta en escena de esa obra que ya ha tenido una serie de exitosas presentaciones en el país. 

Cuando se tiene una enfermedad de la magnitud del cáncer que corroe a Venezuela, el cual hizo ya metástasis en sus instituciones y viene infectando todo el tejido social de la nación, la cura no está en un placebo. “El placebo se podría definir como una intervención diseñada para simular una terapia médica, la cual no tiene efectos específicos para la condición que está siendo aplicada. En otras palabras es un procedimiento que no tiene efectos fisiológicos ni bioquímicos sobre la enfermedad o condición” tal cual los diversos procesos electorales que hemos vivido en revolución.

Hoy, cuando la pobre careta que matizaba el repulsivo rostro del poder judicial ya no la cubre y su podredumbre hace gala en la televisión internacional, cuando la transparencia tecnológica del poder electoral es alabada por sus víctimas, hoy, ciertamente, nos hemos convertido en el país donde los patos le disparan a las escopetas, donde como bien dice “Chivo Negro” “las cucarachas vuelan”, en el país donde lo absurdo se hace cotidiano. Lo más paradójico de esta situación es la censura a los llamados de alerta, el veto salvaje a quienes osen señalar la realidad electoral y la amplia e iluminada tarima brindada a quienes dan lustre al triunfalismo electorero. 

En fin, en la Venezuela de hoy, en esta vitrina de frivolidad y marginalidad el pensamiento crítico tiende a ser estigmatizado ya sin ningún tipo de argumento, es simplemente prescindible lo que desentone con el vacío electorero, se ha vuelto imposible resaltar lo por todos sabido y no aceptado, dado que lo que importa es la nueva “ilusión” colectiva, sea ésta el cáncer magnicida o el triunfo unitario.

Pero lo cierto de todo es que sobran más de cinco millones de electores y no hay ni un informe medico, lo no comprobado opaca lo evidente, y lo que es especulación enmudece a la estadística matemática. 

Durante más de un año la lucha por un sistema electoral no tan inmundo como el que actualmente tenemos fue relegada por una misteriosa enfermedad que ha logrado un efecto revitalizador en las encuestas, encuestas que señalan respaldo a quien ha entregado la soberanía y que sólo es criticado por su oposición como un mal gobernante al cual hay que clonarle su programa de gobierno…

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