1/8/2008
Desde el 11 de Abril del 2003 forma parte de la acera del Edificio Parque Cristal, a pocos metros del Parque del Este en Caracas, una pieza de arte en homenaje a los fallecidos del 11 de Abril del año anterior, la misma reza en inmortal mármol que: "El 11 de abril del 2002 en una gran demostración cívica, más de un millón de personas marcharon desde aquí, pacífica y voluntariamente al Palacio de Miraflores para exigir libertad y respeto a la democracia.
Ese día el pueblo venezolano fue recibido con violencia y disparos criminales que causaron la muerte a un grupo de heroicos compatriotas. A ellos se dedicó esta obra como testimonio eterno de la herida abierta que llevamos en el alma de todos los venezolanos. Exaltemos la memoria del 11 de Abril como otra inolvidable fecha en la que el bravo pueblo de Venezuela entrega su vida por la libertad. La Lucha Continua."
Quise traer de nuevo estas palabras y lo que significan, dada la proximidad de dos eventos que aunque muy distantes en conceptos se funden en la realidad absurda de la Venezuela que nos toca vivir.
En la primera semana de Agosto se dará el acto conclusivo de lo que ha sido el juicio mas largo de la historia penal del país, la justicia revolucionaria sentenciará a los comisarios y funcionarios de la Policía Metropolitana que se encuentran injustamente privados de la libertad hace ya varios años.
No les voy a molestar haciéndoles un recuento de las múltiples violaciones al proceso judicial y las vejaciones de las que han sido victimas estos venezolanos y sus familiares, éstas son harto conocidas por todos los que sentimos día a día esa herida abierta.
El 11 de Abril esos Comisarios y sus funcionarios hicieron hasta lo imposible para evitar que se masacrara a esa población que marchaba armada solo con esperanza, sin embargo, fue recibida por el fuego de las armas entregadas a pistoleros y francotiradores por un régimen probadamente criminal y totalitario.
Este caso hay que destacar que los injustamente detenidos, estando conscientes del oprobioso accionar de la justicia revolucionaria, se vieron en la necesidad de solicitar cambios en su condición inicial, se vieron obligados a admitir lo inamisible y se declaran culpables para así obtener una condena menor esperando volver pronto al reencuentro con sus familias. En lo particular no puedo más que comprender su situación, aunque esa decisión contribuye enormemente a que la mentira encuentre sustentación, mentira que viene a poner sal en esas heridas abiertas.
Por otra parte, la reconstrucción de las aceras de la avenida Francisco de Miranda esta próxima a culminar y es justo en la última pieza de concreto que falta por derribar donde está incrustado el recordatorio de mármol antes aludido.
La decisión de eliminar el único monumento físico erigido en memoria a la verdad de lo sucedido el 11 de Abril del 2002 está en manos de la burocracia municipal, esperemos de ella coherencia en su actuar y le brinden nuevamente su espacio en las calles al recuerdo que llevamos en nuestros corazones.
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