Entiendo y me duele Entender
Enviado por email el 7/10/2005
Muchos hemos estado pregonando por los cuatro costados de Venezuela, desde antes de las elecciones del 98, lo fatal que sería para el país el triunfo de la revolución encarnada en la marioneta del opresor cubano. Pero no fuimos escuchados, en su desesperación por intentar poner fin a la guanábana con semillas naranjas y rojas que nos gobernaba, el pueblo no prestó oídos a las advertencias del tremendo abismo que se aproximaba a paso de vencedores.
Durante mucho tiempo al intentar explicarle a los amigos y conocidos que de éste tipo de regímenes sólo se sale por la fuerza, o tendríamos que esperar cargados de una avergonzante y humillante paciencia que con el pasar de las décadas el desgaste se hiciese realidad, y de manera endógena el régimen llegará a caer, en muchos casos, hasta causó risa nuestra percepcion de la realidad. El tanto pedir que abrieran los ojos ante lo que estaba sucediendo, trajo como resultado el ganarnos enemistades, pasando por incompatibilidades en el trabajo y los estudios y hasta rupturas familiares, pero convencidos de hablar con la verdad y guiados por algo tan escaso hoy en día en nuestro país como es el sentido común, persistimos en el pastoreo de nubes anunciando la traición que llego por parte de unos pseudos dirigentes opositores encargados de legitimar al régimen de manera electoral, en esa oportunidad tampoco fuimos escuchados.
La mayoría de esos llamados que advertían sobre leyes como la de educación o la de medios, o sobre la creación de milicias, la infiltración cubana y la violación de la propiedad privada, fueron calificados de apocalípticos, como aún lamentablemente hay voces que dicen lo mismo ante una futura ley que nos quite a nuestros hijos de manera constitucional.
Hoy, ya es imposible refutar las argumentaciones dadas en años anteriores, hoy hasta el Oso de empresas Polar se tiene que arrodillar ante el avance comunista que pretende la caída de todo lo que representa un posible obstáculo en la vía para esclavizar a un país, hoy Venezuela está cada vez mas cerca de ahogarse en el mar de la felicidad.
Y lo peor del cuento es que esas mismas personas que se rieron o hicieron caso omiso al mensaje de enfrentar la verdad, hoy, al encontrárnoslas en cualquier parte, nos dicen en tono recriminatorio que el tipo se quedó, que esta vaina va pa` largo, que cómo es posible que los militares no hayan hecho nada, o los otros, que ahora le advierten a uno que no nos metamos en mas problemas, que hay que irse acostumbrando, que el tipo es mas malo de lo que pensaban.
Por eso entiendo cómo el miedo se viste de apatía, cómo el temor se disfraza de incredulidad e ignorancia política, por eso me duele ver cómo el terror hace a muchos bajar la cabeza e intentar pasar bajo la mesa antes de tener que enfrentar a la verdad, pero la peregrinación continuará hasta que se entienda que sólo recuperando el orgullo de ser venezolano pondremos fin a la maldita revolución.
Noel Alejandro Leal
7-10-2005
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